Ha pasado ya mucho tiempo de que no había sentido esta
sensación, este sentimiento que recorre mis hombros, pecho, abdomen y piernas, una pesadez que
me invita a solamente acostarme en el suelo observando la nada, una necesidad
de estar quieto y estático, escuchando mi respiración y la música no
es bienvenida en esos momentos. He intentado ser lo suficientemente activo para
no sentirlo de nuevo, para no decaer en este hoyo. Pero aquí estoy.
Hace días viaje a otro estado y me hospede en un hotel
tranquilo, la habitación era particularmente espaciosa, sentía la necesidad de
llenar ciertos huecos vacíos en la habitación, a pesar de que la habitación
estaba estratégicamente ordenada para verse confortable y bonancible. En pocas palabras, algo que en mi casa no logro, ver, sentir.
Y no noté esto último, si no es porque al regresar a casa me
encuentro una habitación llena de cosas, una habitación sin espacios vacíos,
espacios que yo mismo me encargue de llenar, además de que la habitación de mi
cuarto es pequeña y pude sentir como las 4 paredes me acorralaban y mi cuerpo le
exigía a mis pulmones respirar, después de un rato, me di cuenta que solamente
estaba recibiendo la bienvenida por parte de mi pequeña caverna de Platón.
Me acostumbre en solo 3 días a una ciudad que no conozco, a
una habitación que no es mía, a una necesidad que no sabía que tenía.
Fui a Guadalajara a un congreso y las pláticas temáticas del
mismo iniciaban a partir de las 10 u 11 a.m., pero mi cuerpo (el cual
denominare en esta nota también como “alma”) se despertaba a las 7 a.m., y sí,
podía conciliar el sueño después de ello, pero mi alma me obligaba a levantarme
de la cama y caminar hacia la ventana; tras un recorrido que sentía largo (que
hasta me daba tiempo de planear todo mi día) abría ventana corrediza que
obstruye la luz del sol, y me quedaba quieto, en primera por el golpe de luz
que recibía y en segunda para quedarme viendo la ciudad (lo que podía ver de
ella, claro) no era mucho pero si era lo suficiente para mantenerme observando
a la gente, los camiones, los pájaros, los semáforos, el viento y los árboles y
por la noche, las luces, luces hermosas acompañadas todos estos días por
lluvia, una lluvia tan estremecedora que me hacía sentir templado y al mismo
tiempo con ganas de quedarme quieto durante horas.
No pude estar parado observando mucho tiempo, como mencioné
arriba yo he buscado no darme motivos para decaerme, para quedarme estático,
así que esa belleza que describo arriba simplemente, duraba pocos minutos y me
ponía en marcha para una nueva rutina una que había planeado en solo dar más de
10 pasos hacia una simple y sencilla ventana.
Esa rutina no duró mucho, las salidas a caminar en la
madrugada, la lluvia nocturna y el calor suave del sol, hacían que me
sintiera lejos, muy muy lejos del lugar de donde había llegado. Agregando
obviamente la compañía de mis compañeros, conocidos y nuevos amigos.
3 días para darme cuenta que mi rutina me desespera. Me
encierra y me acongoja. Por eso decidí reabrir esto. Este espacio donde almacenaba
ideas, opiniones, este espacio donde la verdad nadie leerá pero quizá alguien
le interese algún día.
Porque me di cuenta que estar encerrado aquí, me pone de mal
humor, me pone nervioso, ansioso, con ganas de agarrar un bate y simplemente…
dejarme caer en el suelo… mirando, observando la nada, durante horas, así como
cuando miraba la ciudad... y necesito liberar mis pensamientos.
En los proximos dias (espero) les compartire mi experiencia del congreso, ya que quiero escribir todas aquellas cosas que ocurrieron mientras tanto.
Hasta Luego!
Spoiler 2020: he usado intermitentemente el Blog y creo que nunca les conte nada del congreso :D
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